viernes, 6 de abril de 2012

LA CARTELERA

En estos días de "medias vacaciones" cada cuál anda enredado en cómo matar el tiempo. Unos cogen el coche y se van a hacer el viaje de su vida. Otros, simplemente, van a hacer un viaje. Otros, muchos, demasiados, se quedan en casa dando vueltas por la cocina, el salón, dormitando ... sin saber muy bien cómo es posible tamaño aburrimiento. Otros salen a disfrutar de esa Pasión nuestra que nos permite vivir el arte viviendo la escena. Ya sabéis, nuestras magníficas procesiones; esas que ponen los pelos de punta a creyentes y no creyentes.

Pero para aquellos que quieran disfrutar de estos días de un modo distinto voy a comentar dos magníficas películas que he visto recientemente.

El Exótico Hotel Marigold está lleno de ternura, de ganas de vivir, de reivindicación de la vida por el mero hecho de vivirla y sin importar la edad a la que se vive.

¿Porqué cuando somos jóvenes pensamos que los que ya no lo son no pueden disfrutar de la vida igual que nosotros?. ¿Y porqué pensamos que ellos ya no son jóvenes?. Esta sociedad cruel que solo nos muestra la belleza de la juventud hace que perdamos el norte y nos pone una venda ante esa otra belleza que no necesita de bisturí, ni de botox, ni de cirujanos plásticos ...
Al hilo de esto, recuerdo a una compañera mía de trabajo que me adelantaba en más de 30 años (casi nada). Siempre que hablaba de sus amigos se refería a ellos como "ese chico", "ese niño" ... Todos nos sonreíamos y pensábamos, y hasta comentábamos: "el  chico tiene 60 años", "el niño tiene más de 60" ...

Sólo nos disculpa la ignorancia de la edad. Hoy, ya pasados los 50, pienso en mis amigos como "esos chicos".

Bien. Viendo el Hotel Marigold, en el que se mezclan generaciones y culturas bien distintas, observas cómo toda la comedia no es otra cosa que un canto a la vida. Un canto sublime a las ganas de vivir y de ser útil. La India, con sus olores, sus colores, su vida ... se configura como el escenerario ideal para volver a empezar. Porque nunca se es lo suficientemente viejo para terminar.

 La otra película, como no, El Intocable. Otro canto a la vida. A las ganas de vivir, de demostrar que nunca, bajo ningún concepto, nos pase lo que nos pase podemos tirar la toalla.

Basada en una historia real, dos hombres de mundos radicalmente distintos se unen para VIVIR, creo que no hay mejor manera de expresarlo.

Los dos, cada uno a su manera, se enseñan a continuar viviendo con una alegría y una dignidad que sólo el amor por la vida puede transmitir.

No es de extrañar que haya superado los 19 millones y medio de espectadores en Francias. Y seguirá subiendo, sin duda.


Si con el Hotel Marigold hablábamos de la edad, aquí hay que hablar de la forma en la que se afronta la enfermedad. De ello hay mucho que decir. De cómo se afronte depende que la curación sea más o menos lenta. De cualquier manera,  la esperanza y las ganas de vivir deben estar siempre presente y porqué no entender los placeres de la vida en la forma en la que nos vienen y no como los hemos disfrutado hasta el momento.

Una delicia de ver, ambas películas. Así que ya sabéis ... al cine. Y como hablamos de cine, pero también de literatura, cierro este post con las últimas palabras pronunciadas por Don Vito Corleone, en brazos de su hijo Michael, instantes antes de morir: "Que hermosa es la vida".

1 comentario:

  1. Comparto la frase de Corleone, "Que hermosa es la vida", somos nosotros mismos los que la arruinamos a veces, ensombrecemos otras, complicamos casi siempre, y además le damos importancia en la mayoria de las ocasiones la las cosas que no la tienen dejando a un lado olvidados los valores que de verdad nos dan la felicidad... yo, también soy muy cinéfila, las veré...besos. luisina

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