lunes, 28 de noviembre de 2011

MI RAMO LEONÉS

MI RAMO LEONÉS

Os presento mi Árbol Leonés de Navidad. Hecho con mis propias manos, como debe ser.

Acudí a un taller de ramo leonés. Me lo pasé estupendamente y, además, aprendí a hacer algo que, año a año, miraba con cierta envidia en los escaparates.

La verdad es que disfruté de todo: de la historia del ramo, de la indecisión de qué colores, qué cintas, que adornos ... utilizar. La dificultad de elegir qué deseo colocar para el 2012. Y es que el ramo leonés, con sus cintas bordadas, sus roscas, sus castañas, sus colores y sus lazos tiene también algo que no se ve: recoge nuestros deseos.

Todo buen ramo que se precie ha de tener el rojo y el verde como colores dominantes; la naturaleza y los frutos de la vida en invierno. La tradición, de origen prerromano, señala que junto a estos frutos debemos colocar la cinta que acoge nuestros deseos: una por cada miembro de la familia. Como podéis ver, mi ramo aún carece de cintas, pero es que creo que esto de los deseos, por si acaso se cumplen, es una cuestión importante que merece cierta meditación. Ya sabéis el dicho: Ten cuidado con lo que pides, no sea que se te conceda. Así que, a pensar.

Bien, para los que seáis profanos en la materia, deciros que este ramo es típico de León y de otras provincias, llegando hasta Huelva. A mí me recuerda un poco a los deseos que quemamos en la hoguera de San Juan. Tradiciones milenarias que nos hacen volver a tiempos de meigas y cruceiros, donde los dioses son aquellos que generan vida en la naturaleza; nuestras propias vidas, sin ir más lejos.

El ramo se remata con 12 velas, una por cada mes del nuevo año. Las velas deben ser encendidas todos los días a partir del día de Nochebuena; de esta manera, dotamos de luz viva a un elemento muerto de la naturaleza y hacemos posible que nuestros deseos se cumplan.

No se vosotros, pero yo soy una apasionada de poner velas en casa. Mejor no os cuento la cantidad de portavelas que tengo. Me encanta sentarme con un café, un libro y una velita encendida. Si, además, añades un poco de aceite relajante en el calientavelas, para mí ya es el súmmum. Hay más cosas, por supuesto, pero esta es una de mis acciones favoritas para relajarme.

Bueno, que desvarío un poco. A lo que íbamos. Que el Ramo Leonés es un elemento mágico para pedir deseos posibles e imposibles, rodearnos de energía positiva, hacer que todos y cada uno de los miembros de nuestra familia participen de su decoración y generar la ilusión de que algunas cosas se cumplan gracias a ese efecto rebote que, según los entendidos, se produce en las fuerzas vivas de la naturaleza.

¿Porqué no intentarlo si, además, queda precioso?

Cuando tenga mi cinta y haya colocado mis velas, compartiré con vosotros ... la cinta, porque los deseos, sintiéndo mucho no satisfacer vuestra curiosidad, seguirán siendo sólo y exclusivamente míos.

jueves, 24 de noviembre de 2011

LUXOR - EGIPTO: CONTINUA LA PASIÓN

LUXOR - EGIPTO: CONTINUA LA PASIÓN

26-06-2007: Luxor - Esna

Nos levantamos pronto, a las 4:30. Desayunamos y salimos hacia Karnak para visitar el templo de Amon Ra.
A la llegada al templo la visión, de un lado, del conjunto de Karnak y del otro, una docena de globos suspendidos en el aire. Que envidia sentí de las personas que estaban viendo Tebas y el Nilo desde esa perspectiva.

El templo, el complejo templario de Karnak, es tan impresionante como el de Luxor. No sabría decir cuál es más bello. Se conservan tan maravillosamente bien que es difícil no imaginarlos en todo su esplendor.

Esas columnas grandes, enormes, magníficas, dejan constancia de la civilización que las construyó.

Todas escritas, todas un libro que nos habla del pasado. De un pasado que es historia presente porque somos una parte de esas civilizaciones que nos precedieron.

Si ayer nos recibía la avenida de las esfinges, hoy es la de los carneros la que da acceso al templo. De nuevo Horemheb deja constancia de su paso por el mundo en el segundo pilono que da acceso al templo. Qué magnífica tuvo que ser la infraestructura de los dos templos, Luxor y Karnak, unidos por estas avenidas, hoy desaparecidas en su mayor parte o bajo los cimientos de las casas que se ubican en el espacio que une los dos emplazamientos. Es por eso que de la antigua Tebas, la ciudad de las cien puertas, nos es desconocido su urbanismo. Sólo cabe imaginársela en toda su grandeza y esplendor a través de las representaciones, riquísimas y concretas, que vemos en sus templos y tumbas. Por eso, precisamente, la clépsidra cae demasiado rápida al pasear entre su historia. Nos falta tiempo, nos falta tiempo ... es mucho lo que hay que ver.

Ramsés II y su esposa Nefertari se nos muestran enormes.

La majestuosidad de la sala hipóstila, con sus 122 columnas, es impresionante. Cualquier intento de describirla por mi parte la ensombrecería. Hay que verla. Nada más. Y pasear la mirada por la belleza del relieve y las inscripciones de sus jeroglíficos, en los que tantas historias y tanta historia se contiene.

Los obeliscos de Hatshepsut, la “primera feminista de Egipto” como dice nuestro guía, Hesahm, aunque fuera una gran usurpadora y su hijastro se encargara de ocultar su obra y su recuerdo, son soberbios.

Por supuesto, una vuelta alrededor del escarabajo sagrado. Si los antiguos egipcios creían que les traería suerte ¿porqué no probar nosotros?. La vida es un círculo y no sabemos de la importancia de cada pequeño punto en ese círculo. Eso sí, una vuelta, no 7, que el calor era apremiante y el escarabajo sagrado lo mismo atenderá nuestra petición con 1 que con 7.
El lago sagrado, ese de aguas cristalinas y puras en el que el dios y los mismos faraones y sacerdotes se sumergían para la purificación, ha sido una gran decepción. Seguramente era hermoso en la época faraónica pero hoy carece de belleza propia y externa. Es mucho lo que aún queda por rehabilitar y mucho lo que hay que invertir en este país para conservar las maravillas de las que es poseedor.

Aquí, en este emplazamiento sagrado, gran capital del Egipto faraónico y lugar de origen del dios Amón, me hice la foto de la web, porque consideré que cualquier lugar de Egipto es propicio para ese fin. Pero Karnak tiene algo mágico y, de alguna manera, llevaríamos la magia de y a todos los amantes de Egipto.
Después de Karnak pensábamos ir al Valle de los Reyes en taxi, pero nos informaron en el bus que el barco cambiaba de lugar de amarre y optamos por ir con la excursión organizada. No es que fuera una barbaridad el precio, por supuesto, pero hubiéramos preferido hacerla por nuestra cuenta, sobre todo porque llevaba las indicaciones de RamsésMurcia y pensaba utilizarlas.

Antonio, cristiano, habrá estado al acecho de que apareciéramos, pero no ha podido ser. Menos mal que no habíamos concretado ni hora ni precio, ni nada y simplemente quedamos en buscarlo cuando decidiéramos ir al Valle de los Reyes.

Esto significaba que abandonábamos Tebas, la ciudad sagrada, la cuna de Amón, sin mayor despedida que la vista desde el autocar. Con la despedida, la certeza de que el tiempo en Tebas fue escaso y se hará necesario volver.

Los Colosos de Memnon, únicos restos de la entrada al templo de Amenofis III, me han sorprendido, ya que esperaba verlos más destruidos de lo que están y me ha alegrado gratamente ver que aún conservan restos de escritura en sus laterales.

Desierto, sol y calor hacia el Valle de los Reyes, en Deir el-Bahari, ¿cómo se les ocurriría venir a este lugar tan lejano e inhóspito a enterrarse?. Bueno, el porqué parece que fue claro y que funcionó: evitar el saqueo sistemático de las tumbas. Pero solo de pensar en los trabajadores de las tumbas da escalofríos.

Se agradece viajar en autocar con aire acondicionado. De haber cogido un taxi sin aire acondicionado, no sé si habríamos llegado. Más de 50º tienen la culpa.

En el camino hacia el Valle de los Reyes, toda la carretera se encuentra surcada de pueblecitos con tiendas de fachada vistosa, toda coloreada y dibujada, en la que se ofrecen a la venta productos “típicos”: papiros, alabastro ... y, por supuesto, la vista de la casa de Howard Carter, artífice de que el mundo conozca a Tut-anj-Amón (Tutankhamon), ex - habitante de la tumba nº 62.

En el Valle de los Reyes tienen unos “trenecitos” que te llevan desde la entrada hasta el punto en el que se inician las tumbas. Aquí, a la sombra, y con un calor de mil demonios, Hesahm nos explicó el lugar que visitábamos y nos aconsejó sobre qué tumbas ver, ya que con la entrada normal sólo es posible visitar 3 de las 62 tumbas que existen y de las 34 visitables. Aunque todos íbamos pensando en ver la tumba de Tut él nos dijo que no merecía la pena, ya que estaba totalmente vacía y que era mejor ver una tumba terminada, una abandonada, sin terminar, y otra tumba sin restaurar.

Así lo hicimos. Vimos la tumba de Ramsés IV, la de Ramsés III y la de Meneptah El interior de las tumbas es francamente maravilloso. El aire es denso y el calor del exterior no se ve reducido por el hecho de estar excavadas en la roca. Entras en la tumba y empiezas a sudar pero ya no ves más que las maravillosas pinturas que decoran sus pasillos con escenas del Libro del Amduat, una guía para el viaje al Más Allá. Entonces sólo quieres absorber esas imágenes, guardarlas para siempre en tu cerebro y no te cansas de embeberte de ellas. La visita se hace corta, extremadamente corta. Y el número de tumbas extremadamente escaso. Hay que verlas todas, sin excepción. La verdad es que las agencias ajustan el tiempo que te dan para que veas esas tres tumbas y poco más.

En la tumba de Seti I hay una sala inacabada con esbozos de pinturas, es muy ilustrativo para saber cómo se preparaban las paredes para las pinturas.

Todas las tumbas son de una gran belleza, aunque el ambiente interior es irrespirable: una atmósfera densa, húmeda, de un calor asfixiante. No es extraño que hayan cubierto la mayor parte de las paredes con cristales que las protegen, principalmente, de los “tocamientos” de los turistas.

No permiten hacer fotos en el interior de las tumbas salvo con permiso especial y sin flash, pero los vigilantes, por unas pocas libras egipcias te permiten sacar las fotos que quieras. Evidentemente, y para ser coherentes con nuestros principios, no hicimos ni una sola fotografía, ni siquiera sin flash.

Me encantó el Valle, pero creo que aquí el sol empezó a hacer mella en mi cabecita.

Después del Valle de los Reyes, fuimos al Templo de Hatshepsut en bus, muy cerquita, también en Deir el-Bahari. Al llegar allí las explicaciones dentro del bus para que no nos derritiéramos.

Hatshepsut, la primera “feminista” egipcia, se mandó construir un magnífico templo con terrazas en una simbiosis perfecta con el medio en el que se encuentra; excavado en parte en la roca impresionan las dimensiones y la linealidad de sus formas. Las rampas de acceso, sobre todo la primera, cuando ves por primera vez el templo, te hacen sentir que realmente es una escalada hacia el cielo.

También aquí te llevan desde el acceso al Templo en el famoso trenecito ¡Qué fortuna, por Dios! Porque si hubiéramos tenido que hacerlo andando yo no sé si habría llegado.

Estábamos a más 50º y sólo de ver las escaleras de acceso a los distintos niveles del templo piensas: ahí no llego.

Pues llegamos sólo hasta el primer nivel, no más. Y ya fue bastante.

Calor, agua, unas cuántas fotografías y de vuelta al autocar.

No nos detuvimos en el mercadillo que había frente a la parada de los autocares, aunque allí todo el mundo te abordaba para que le compraras algo. Los guías nos advirtieron de varios timos, uno de ellos el cambio de monedas de euro por billetes de 10 euros. Te cuentan los 10 euros en la mano pero, sin saber como lo hacen, cuando desaparecen con el billete de 10 euros y vuelves a contar las monedas, sólo tienes 7.

De todas maneras, no es de extrañar tanta picaresca cuando nosotros mismos lo potenciamos.

A mitad de trayecto de regreso al barco empecé a sentirme mal. El aire acondicionado se me hacía caliente y por más que me abanicaba seguía encontrándome mal y tenía un calor de mil demonios. Empecé a sudar y el estómago se me revolvió. Al fin, vomité todo el agua que había bebido. Cuando llegamos al barco enseguida el guía nos dio un paraguas para cubrirme del sol y una compañera de viaje me acompañó a los aseos del barco, donde me metió la cabeza debajo del grifo. En fin, que dije que me encontraba mejor subí al camarote y pusimos el aire acondicionado a tope. Sinceramente, seguía encontrándome fatal. Tenía calor y frío. Volví a vomitar y no pude bajar a comer. Me metí en la cama, con las cortinas abiertas (porque no era plan de navegar por el Nilo sin enterarme de lo que pasaba) y de vez en cuando abría el ojo y miraba ese espectáculo alucinante que se abría ante mí. Y sólo pensaba: no puede ser ...  navegando por el Nilo y yo sin poder moverme.

En fin, que fue un golpe de calor. De eso me di cuenta, y me dijeron, más tarde, porque en esos momentos no estaba yo para pensar en nada.

Cuando por fin consideré que me encontraba mejor y ya no vomitaba, pues ... me levanté, abrí el grifo y esperé a que el agua saliera fría. Bueno, la verdad es que comprobé que no me había equivocado con la posición del grifo, porque el agua salía caliente, así que me mojé de nuevo la cabeza, me puse el bañador y fui directa a la piscina. Fue entrar y salir, pero el agua estaba más fresca que la del grifo, así que me sumergí entera, cabeza incluida. Después del refrescón en el agua bajé, bien mojadita, al bar del Kon-Tiki, donde ofrecían un té y unas pastas. Tomé el té a sorbitos y dos pastas muy despacito, muy despacito, porque aún rondaban las náuseas y no había apetito. Era cuestión de cuidarse para continuar no de volver a enfermar, porque no va una a Egipto para meterse en la cama, evidentemente.

Me senté a la mesa de otras personas del grupo a las que casi no conocía, pero que se convirtieron en las compañeras ideales de viaje y me uní a su conversación. Así conocí a Carmen, Pilar y Mireia. Las primeras viajaban con sus hijos, con los que rápidamente Raquel había trabado amistad, y la última viajaba sola por Egipto en un tour más amplio que el nuestro y totalmente apasionante.


Realmente es todo un negocio y un arte el de la venta en el Nilo. Las motonaves están paradas y ellos, mientras tanto, se acercan con sus pequeñas bascas cargadas de mercancía. Te llaman desde la barca: “María”, “Carmen” .... lo que mejor convenga en cada ocasión, y te tiran las chilabas dentro de bolsas de plástico.
A partir de ahí, comienza el regateo. Tu pides otro modelo, otro color, otro precio. Ellos te tiran otro modelo, otro color y el mismo precio. Subes la oferta y bajan el precio y así hasta que, al final, se llega al acuerdo.

Tu devuelves lo que no quieres y los euros en una bolsa.

Ellos te llaman “amiga” y continúan con el siguiente cliente o con el mismo, que da igual.
Me impresionó su capacidad de venta, su psicología y lo bien que nos “calaban” en cuanto abríamos la boca. Pero hubo más cosas que llamaron mi atención, de ellos y de nosotros. Me explico: Yo, como buena castellana que soy, pues ni idea de regateo, simplemente valoro si es justo el precio y directamente ofrezco lo que creo justo. De nada me sirvieron los consejos de viajaraegipto, pues siempre caía en el mismo error.

Pues bien, ellos vieron esto inmediatamente con la alfombra, porque las chilabas las negoció Carmen. Pero las alfombras, que queríamos una cada una, enseguida dijo el chico: No, tu no ... ella. Bueno, pues al final subí un poco el precio pero en el rifi-rafe del regateo, mi compañera de viaje le ofreció un precio que hasta a mí me pareció insultante, porque además se lo bajó.

Cuando el muchacho lo oyó, la cara le cambió totalmente de expresión. Fue una mirada de un segundo, pero observé desprecio absoluto, y no lo culpo. Entonces hizo una especie de corte de mangas y le dijo: “Si ... y 6 camelllos”.


Hago este comentario porque, en ese preciso momento, creí percibir que el tema de los camellos, tan manido entre el turista que va a Egipto, no deja de ser un tópico que conocen muy bien y que, por lo tanto, utilizan hábilmente. Quizás me equivoque, pero ellos cambian por camellos como nosotros, los españoles, somos todos toreros para el resto de Europa y América.

Bueno, pues en este punto había que distendir la tensión porque estaba realmente ofendido, así que le miré a esos ojos maravillosos que tenía, reí y le subí un poco la oferta. Una maravillosa sonrisa y 2 alfombras de lana de camello, preciosas, ¿anilizaron? a nuestros pies.

Por cierto, cuando les decía que era de León, ellos siempre pensaban en Lyon y, claro ¿qué hacía yo, de Lyon, hablando este español y entre españoles?. Invariablemente siempre tuve que explicar que era de León, de España, no de Lyon de Francia.

La cena, por lo que vi, que no probé, estupenda, dado que casi no pude cenar porque las náuseas seguían conmigo, pero bendita Coca-Cola que empezó a ser habitual en mis comidas y descansos “excusioniles”. Sin embargo, soy feliz y las molestias quedan totalmente compensadas con lo que Egipto me ofrece. Hablo de mí pero, realmente, somos felices todos. A ninguno se nos ha pasado por la cabeza que para qué hemos venido o que nos hemos equivocado. 
De las riberas del Nilo hablaré mañana, porque merecen tanto comentario como cualquier otro lugar de Egipto. Sólo señalar que el viaje en este crucero es de una calma y una tranquilidad absolutamente embriagadoras. Si quieres juerga la tienes. Si quieres calma la tienes. Si quieres simplemente mirar y meditar: o dejas vagar tu vista por el ventanal de tu camarote o subes a la cubierta y te sumerges en el aire de la noche, de Egipto y del Nilo. Todo lo demás, lo pones tú.

lunes, 21 de noviembre de 2011

LA VIE EN ROSE

 LA VIE EN ROSE

Qué mejor lugar que el Bastión de los Pescadores, frente al imponente Parlamento, para degustar una cerveza descansando del magnífico Budapest. Qué mejor sitio para relajar la mirada y, en la mejor compañía,  dejar vagar la imaginación por calles, plazas, ríos, callejas, noches, danzas, familias, niños, mayores ... Budapest.

Desde ese día, La vie en rose se ha convertido en mi canción. Dicen que todas las parejas tienen una canción que les hace recordar un momento especial.

Desde ese día, La vie en rose es mi canción.

Unos músicos callejeros de dedos prodigiosos, de voz estupenda, de sonrisa algo más que agradable, participaron de la invitación a obsequiarme con esa deliciosa canción. Ellos fueron los artífices de hacerme sonreir, sonrojar y casi llorar de emoción.

Y es que, ese día, La vie en rose sonó sólo y exclusivamente para mí; en mi honor. Y aún hoy, cuando lo recuerdo, me emociono de tal manera que debo contener las lágrimas.

Fué un viaje maravilloso que se vió completado con otras muchas anécdotas, detalles y vivencias que espero no olvidar nunca; a lo más, si eso sucede, tengo la convicción de que esos recuerdos estarán alojados en un rinconcito de mi memoria especialmente protegido contra toda enfermedad.

Y es que, si yo no pudiera recordar, siempre habrá alguien -hombre o mujer, da igual- que sentirá por La vie en rose la melancolía, el amor y la nostalgia que a mí me hizo sentir. En ese hombre, o en esa mujer, vivirán mis recuerdos perdidos y, por lo tanto, reencontrados.

Bailes nocturnos en las orillas del río, a los sones de la música zíngara, llenos de amor y cariño, con familias enteras disfrutando de la vida ¡Qué envidia ver ese placer de vivir!.

Hoy, a ellos les dedico la página de mi blog. A ellos y a ese hombre que hizo posible que alguien cantara esa canción para mí. Porque, entre unos y otros, fueron capaces de hacerme sentir la ternura de la vida y el calor de la pasión.




martes, 15 de noviembre de 2011

EL REENCUENTRO


Quiero compartir con vosotros un fragmento que escribí hace unos años para un taller de litografías. El libro, al que titulamos "La Ruta de las Estrellas", intentaba reflejar, mediante la palabra y el dibujo, sensaciones del Camino de Santiago. Creo que una imagen de San Miguel de Escalada es perfecta para este texto, aunque esté acompañada de mi humilde obra litográfica.

Disfrute mucho haciendolo y escribiéndolo, por eso espero que os guste:

El reencuentro

Hoy inicio el Camino con el corazón destrozado y el alma herida. Yo, Miles christianus de la disuelta Orden del Temple, necesito reencontrarme con Sant Yago para que su fe me inunde y fortalezca y así, de nuevo, renazca de las cenizos en que estos aciagos días la han sumido. Hoy con la Cristiandad dividida, ni siquiera la reciente muerte de Clemento VII ha contribuido a solucionar la crisis de fe y yo, que hice voto de pobreza, castidad y obediencia, siento la necesidad de iniciar el Camino como un simple peregrino. No llevaré en la faltriquera moneda ni riqueza alguna que revele mi noble linaje. No viviré de mis bienes, sino sólo de la caridad que los lugareños quieran darme, de la hospitalidad que me ofrezcan las órdenes que me acojan y de compartir el pan duro con otros caminantes.

Espero que el Camino me guie tal como ha hecho con tantos y tantos otros antes que yo. En él seguiré la luz y espero que la luz venga a mí para reforzar la fe de mi corazón. No es posible pensar que este mundo esté tan loco que la fe no nos salvará. Yo te ofrezco mi esfuerzo. Tú, Gott Sanctiagu, sólo ayuda a este mundo a reencontrar su camino, porque lo ha perdido. Sé que te pido mucho a cambio de tan poco. Mas hoy, aquí, mientras lleno mi calabaza con agua fresca, tengo la certeza de que si llego al final del Camino habré cumplido la más importante misión de mi vida. Después, ya no me importará morir porque mi camino quedará marcado en las estrellas y habrá confluido con el tuyo.

Sólo al final del Camino, con los pies cansados y el alma blanca, siento que he llegado a aquél punto extremo del orbe que habitamos. En esta finis terrae donde cielo y tierra se unen encuentro la paz cuando, por fin, mis ojos pueden ver las agujas de la iglesia que, elevándose al cielo, acogen el cuerpo del Apóstol.

Es aquí, en el Monte del Gozo, donde sabes que nada ha sido inútil, que todo esfuerzo, por nimio que sea, merece la pena. Es aquí donde no sientes tus pies, ni tu cuerpo, ni tu estómago, ni tus llagas ... sólo sientes tu corazón que te habla porque, al fin, se ha reencontrado contigo.

Te detienes, caes de rodillas y comprendes. Miras el templo y el cielo, y asientes. Lloras quedamente y, por fin, en silencio, gritas la voz que otros antes que tú, en el mismo sitio, han gritado: ¡ULTREIA!. Y ahora sabes que también esa voz tiene sentido en tu vida.

Este Camino de Estrellas ha sido, al fin y a la postre, de una dulzura infinita porque en él he conectado con otras almas blancas, puras, que vienen a demostrar que no todo está perdido porque, en lo más profundo de sus corazones, sigue existiendo la FE.

Soledad Parrado Cuesta
Soledalia

domingo, 13 de noviembre de 2011

AIRES DE NAVIDAD

Sólo ayer celebrabamos la Navidad. Mañana, sin embargo, estará de nuevo con nosotros. Sólo hay que pasear por las calles de nuestras ciudades, mirar los escaparates y ver que los aires navideños se cuelan, pasito a pasito, dentro de nuestras vidas. La Navidad, ese tiempo de paz y de amor, trae consigo el fin de otro año, el fin de un poquito más del tiempo de nuestras vidas.

Aires que traen consigo momentos de acuerdos y desacuerdos, reencuentros y desencuentros. Palabras y silencios. A partir de ahora, poquito a poco, igual que los aires que nos la traen, cada hogar abrirá su particular caja de Pandora.

En esta caja pesarán mas los silencios que las palabras y todo porque, una vez más, podamos departir en la mesa con quieres amamos, a pesar del dolor de algunas palabras.

Haremos del olvido una actitud y de la tolerancia una virtud. Con fecha de caducidad, por supuesto, porque necesitamos de otros largos 11 meses para volver a recordar que la tolerancia existe y que deseamos compartir plato y cubierto con gentes que sólo vemos por Navidad.

Con fecha de caducidad y vida corta porque, a pesar de todo, de las luces, de la música, de la alegría callejera, del color ... nosotros seguiremos siendo incapaces de mantener, día tras día, el espíritu de la navidad en nuestras vidas.
Soledalia

jueves, 10 de noviembre de 2011


PASIÓN POR EGIPTO

25-06-2007: Madrid - Luxor

Importante madrugón para que el bus del hotel nos llevara al aeropuerto, pero bueno, lo tomamos como un anticipo a lo que haríamos en los próximos días. Además, hoy llegábamos a Luxor así que, cualquier madrugón merecería la pena.


En el aeropuerto todo puntualidad y sin ningún problema. Salimos a la hora indicada sin ningún cambio.

Es impresionante ver este país (Egipto) desde el aire. Arena y desierto. Desierto y arena. Y el Nilo, con la riqueza de la vida a su alrededor. Tantas veces he estudiado la riqueza de este país, tantas veces he memorizado y he dicho que, en Egipto, toda la vida gira en torno al Nilo. Tantas veces ... y sólo cuando lo has visto eres consciente de algo que no necesita ser explicado porque, sencillamente, está ahí. La importancia del Nilo. La vida del Nilo.

Luxor, la antigua Tebas, con un aeropuerto más moderno que muchos de los que tenemos en nuestro país, ha sido nuestro punto de llegada.

El autocar que nos trasladó al barco, estupendo.

Los guías: amables y eficaces.

El traslado al barco: impecable.

Nuestro guía, Hesham, una enciclopedia abierta que, además, sabía enseñar e ilustrar.

El Kon-tiki: fantástico. Teníamos dos camarotes contiguos pero en cuanto hesahm vio que eramos una pareja con una niña nos ofreció la posibilidad de darnos una suite, siempre si nosotros queríamos. Por supuesto, cuando vimos lo que nos ofrecía aceptamos: un pequeño pasillo, un baño completo y grande, un salón con TV plana en el que instalaron la cama de mi hija junto al gran ventanal del salón, sofás, mesa central, aparador .... y una habitación con vestidor donde bailábamos todos. También con un gran ventanal panorámico, TV (otra) ... En cuanto lo vimos, repito, aceptamos. ¡Ah! Y sin coste adicional alguno. Sólo por este detalle Hesham nos conquistó. Después lo haría por sus cualidades didácticas y culturales, pero este fue nuestro primer encuentro.

El Kon-tiki, como la mayoría de los barcos de por allí, una belleza que flota sobre el Nilo y que te hace sentir en un hotel de 1ª.

Esta noche iremos a ver el templo de Luxor iluminado, pero antes queríamos dar un paseo por esa Tebas faraónica que fue capital de las tierras negras.

Poner los pies en el suelo y que te aborden niños, taxis y conductores de calesas todo es uno.

Pero sólo uno captó nuestro interés, porque enseguida dijo la palabra “españoles” y porque rápidamente saltó de la calesa para informarnos de que había un mercado al que él se ofrecía a llevarnos: 2 libras ida y vuelta

Dos libras, Dios mío, 40 céntimos de euro aproximadamente. Dijimos que sí. Antonio, cristiano, con chilaba de blanco inmaculado, invitó a Ro a sentarse junto a él y puso rumbo al mercado. A un mercado de luz, de color, de olores, de pobreza. A un mercado al que probablemente nunca habríamos llegado de ir nosotros solos o de no ir con él. Un mercado por el que pasamos pero no paramos. Antonio, cristiano, como le gustaba decirnos, nos invitaba a hacer fotos y espantaba a los pedigüeños.

Después de recorrer calles y calles, nos llevó a una especie de “centro comercial” donde nos ofrecieron papiros, oro, plata, algodón ... de todo. Un edificio con 3 ó 4 plantas distribuidas según la mercancía que ofrecían.

Compramos unos papiros: uno para nosotros, precioso; uno para I. y otro para C. Estos últimos con su nombre escrito en árabe y jeroglífico. Un bonito regalo desde el antiguo Egipto.

Creo que el precio fue bueno. Pagamos 150 LE por los tres papiros, unos 20 euros, aproximadamente, así que creo que ha estado bien de precio y no hubo engaño.

Antonio nos devolvió al barco. Hemos quedado mañana con él para que nos lleve a la otra orilla y en taxi (de un conocido suyo, como no) nos lleve a ver el Valle de los Reyes.

Pobre hombre. Cuando Ro le dijo que queríamos verlo a las 12 h. Casi se cae del susto. Menos mal que después se aclaró, y nosotros también, que a las 12 h. Había que estar en el barco.

A las 7h. De la  tarde fuimos a ver el Templo de Luxor. No hay palabras para describir estas obras. Son esplendorosas, espectaculares. Es imposible no imaginar la grandeza de la cultura egipcia al ver el legado que nos han dejado. Pasear por el templo, por la avenida de las esfinges, penetrar en el santuario donde pisaron Horembeb, Alejandro Magno, Ramsés y Amenofis. Ver las mismas paredes que vieron ellos, tocarlas y respirar ese mismo aire ardiente a la misma orilla del Nilo es retrotraerse al pasado.

Es cerrar los ojos, abstraerse de tanto turista con sombrero y dejar volar la imaginación para verlos, en ese mismo recinto, en esas tierras, dirigir el mundo

No sé como lo hacen los guías, porque realmente el templo estaba lleno de turistas, pero siempre había un pequeño momento en el que podías estar tú solo en las salas, viendo aquella maravilla sólo tú, con un silencio que te aislaba del resto de los comunes mortales y te hacía, por breves instantes, diferente a ellos. Me hubiera quedado allí permanentemente, con aquel cielo limpio y azul, aquella luna plateada, las luces naranjas del templo, el aire abrasador y el silencio.

Releer Sinuhé el egipcio ha sido un total acierto. Pisar Tebas y su templo es ver una película con Sinuhé y a Horembeb en las mismas huellas que yo estoy haciendo.

Egipto, la tierra del misterio y de los faraones; soberbia, impresionante, culta, amable ... no beberemos agua del Nilo, pero beberemos Egipto.

Ra ha visto hoy cosas que nunca soñó ver. Luxor y su templo, sí, pero ha visto algo más. Ha visto una vida y una gente que eran inexistentes para ella; sólo en los documentales. Dice que ha pasado miedo en la calesa, que se sentía observada como una rica y ella observaba la pobreza. Una pobreza que no ha conocido nunca y que espero que no conozca jamás.


Le hemos explicado la situación del país. Como lucha por subir y que lo realmente importante es entender que es otra forma de vida que debe ser respetada. Le comparamos Egipto con nuestras ciudades de hace 40 años, en las que también las calles estaban sin asfaltar y nos veían fuera de España como, probablemente, ahora muchos españoles ven a los egipcios. A veces, tenemos la memoria frágil y olvidamos pronto lo que no queremos recordar; es ahí donde pasamos a pensar que siempre hemos vivido así. Le apasiona Egipto. No quiero que se vaya de este país con miedo. Quiero que lo ame como lo amaba antes de venir a él.

La cena en el barco estupenda.

El aire en la cubierta del Kon-Tiki, a las 11 de la noche, tan abrasador como a las 3 de la tarde.

Mañana iremos a Karnak. A la vuelta contrataremos de nuevo a Antonio y a su taxista para ir al Valle de los Reyes. Espero que todo salga bien.

martes, 8 de noviembre de 2011

Prohibido pensar

Siéntate ante el televisor. Enciéndelo. Selecciona uno de los miles programas basura que diariamente ponen, de forma altruista, a nuestra disposición.

Permite que tu retina se inunde de problemas personales, de infidelidades, de delitos, de decepciones, de desilusiones, de traiciones ... de inmundicia. Permite que tu alma se vaya anulando con el progresivo avance de lo banal, del desafecto, del aislamiento ... Abre la puerta de tu vida y deja que pase el sinsentido.

Sólo así, con la deshumanización, la humillación diaria, el cotilleo por puro placer sobre personas que ni conocemos, ni nos importan, ni afectan a nuestras vidas, lograras desconectar de tus verdaderos problemas. Sólo así, pasarás a formar parte de una masa de seres que no piensa, deja que piensen por ellos. Sólo así, lograrás la felicidad del ignorante; no por falta de cultura, de vida o de experiencia.

Sólo así, hoy te harán ver blanco lo que es negro, pero tranquilo, porque quizás mañana verás verde lo que ayer viste blanco aunque era negro. No pasa nada ... O sí. Tú decides.


Fotografía: Cuatro Valles - León - Soledad Parrado

lunes, 7 de noviembre de 2011

Manizales, Colombia

Qué triste iniciar este blog de pensamientos con la noticia de Manizales. Manizales, aunque casi nadie sepa donde está me ha tocado el corazón.

Manizales está en Colombia. En esa Colombia a la que van tantos de los nuestros a trabajar por un año, por dos, por tres ... Tan lejos ... y tan cerca.

Manizales es la residencia de mi sobrina. Mi única sobrina. Una más de las que se ha ido a trabajar a Colombia. Tan lejos ... no tan cerca.

Manizales, al igual que otras zonas de Colombia, está llorando por sus muertos. Catástrofes naturales que no podemos remediar, que no podemos preveer, pero que se llevan, con el agua, el lodo, el frío ... a nuestros hijos. Como los hijos de la amiga de mi sobrina. Dos niños fallecidos.

Solo de pensarlo se me saltan las lágrimas. Porque soy madre. Porque soy humana.

Hoy, como ayer, ayudemos a Manizales. Pincha en el lazo negro y ayuda a Manizales. Esto sí que no cuesta nada.

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Entrevista Soledad Parrado - Fundación Signo

Entrevista Soledad Parrado - Fundación Signo

Hoy, como ayer

Parece que fue ayer cuando deje mi último diario. Parece que fue ayer cuando le regalé un diario a mi hijo para que escribiera en él aquello que, con el tiempo, le costaría recordar. Parece que fue ayer cuando tuve el mismo gesto con mi hija. Parece que fue ayer y, sin embargo, han pasado tantos años que me cuesta recordarlos.

Pero hoy, como ayer, sigo sintiendo la necesidad de plasmar pensamientos, reflexiones, experiencias ... en un "cuaderno".

Hoy, no como ayer, los cuadernos están en las nubes. Ayer, estaban por las nubes pero, aún así, escribía en ellos. Bien juntitas las letras, para que en el cajón entraran más experiencias.

Hoy, no como ayer, dispongo de un infinito espacio en la nube. Y, además, es gratis.

Compartir o, mejor dicho, dejar aquí una parte de mis pensamientos es como dejar un poquito de mi vida. No es que sea mucho, pero es mi vida. No es que sea importante, no es que le sirva a nadie ... probablemente, sólo me sirva a mí, pero si quieres, te invito a compartir conmigo pequeños avatares.