martes, 14 de agosto de 2012

Las tres casas de Neruda

La Sebastiana (Valparaiso)
Pablo Neruda es una de las voces más internacionales de Chile, por eso, visitar este país lleva, casi implícito, visitar sus casas.

Como marinero de tierra que era, enamorado de ese mar que se le resistía, adquirió y planificó cada una de sus casas como si de un barco se tratara y, sin excepción, mirando al mar o con el sonido del agua en su interior.

Todas ellas de una belleza que sorprende. Todas ellas alojamiento de objetos que Neruda iba recogiendo, la gran mayoría relacionados con el mar.

La Sebastiana, que debe su nombre al arquitecto Sebastián Collado, encargado de realizarla, goza de una espléndida vista hacia la bahía y las laderas colorísticas de Valparaiso. Claro, que subir hasta La Sebastiana tiene mérito, de eso no hay duda; menos mal que Neruda puso como requisito "... que no esté ni muy arriba ni muy abajo ...", entre otras cosas. Pero las vistas y la visita merecen la pena.



Isla Negra, frente al mar
Su casa de Isla Negra, semejante al casco de una embarcación, es bien distinta de la de Valparaiso. Mirando al mar, con unas vistas magníficas que te hacen sentir dentro del mar. No en vano Neruda dijo del océnao Pacífico "... lo dejaron frente a mi ventana".



Sepultura de Pablo Neruda y Matilde Urrutia,
en su casa de Isla Negra, mirando al mar







Isla Negra alberga una gran colección de mascarones de proa y caracolas. Quizás no debería hablar de colecciones, sino de "cosas", ya que el propio Neruda no se definía como coleccionista sino como cosista.

Con mucho, es la casa que disfruta de mejores vistas y en la que reposan los restos del escritor y de su última esposa, Matilde Urrutia, quien se encargo de gestionar la Fundación Pablo Neruda, que hoy mantiene, conserva y muestra las tres casas que Pablo Neruda tuvo en su tierra natal.

La Chascona, en Santiago de Chile es, para mi gusto, su casa más auténtica, la que tiene mayor entidad de hogar.


La Chascona (patio). Santiago de Chile
Ubicada también en una ladera del barrio Bellavista, como la de Valparaíso, muy cerquita del Cerro de San Cristóbal y al ladito mismo del zoológico, surcada en vida de Neruda por un arroyo que le daba el encanto y el sabor del mar, del agua, constituye una auténtica delicia.

Realizada también por un arquitecto español en ella se perciben los elementos más cotidianos de la vida.

Con espacios diferentes no comunicados y bien diferenciados por los niveles del terreno, sus ambientes nos acercan a la vida del poeta.

Esta casa, construida para Matilde Urrutia cuando aún era amante del poeta, siguió siendo su hogar tras la muerte de Pablo Neruda y, también en esta casa, se habilitó el velatorio al cuerpo del poeta.

El nombre de La Chascona, se lo otorgó Neruda en honor al color de los cabellos de su amada Matilde.

Enlace a la Fundación Neruda: http://www.fundacionneruda.org/es/inicio.html

Y, como no, terminar esta entrada con el poema nº 15 de sus 20 poemas de amor y una canción desesperada, uno de los muchos que dedicó ... al amor.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía;

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.






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