2012
Por fin ha llegado este nuevo año que viene cargado, para muchos, de esperanza. Esperanza porque muchos son los que la han perdido a través de sus trabajos, de sus hogares, de su estabilidad. Esperanza para otros muchos, también, porque esperan que este nuevo año pueda dar solución a una crisis que no se entiende.
Hace sólo unos días me decía una persona que porqué ahora la hacían responsable de la crisis, que ella nunca se había sentido responsable: había trabajado lo que le habían pedido y un poco más, había pagado religiosamente sus impuestos, no había defraudado al fisco nunca, había cumplido con sus obligaciones de ciudadano responsable, había dado una educación -con gran esfuerzo- a sus hijos sin ayuda del estado ... y ahora pretendían hacerla responsable de una crisis que ni había buscado ni había provocado, de una crisis que le ha llegado, como a tantos otros, de rebote y a consecuencia de que los que ganan mucho aún quieren ganar más, tenía a sus hijos universitarios trabajando en el MacDonald´s y dando las gracias por disponer de un trabajo ¿porqué? ¿porqué?
Hoy, ya en el 2012 esperado, sigo viendo la cara de esa persona: una persona adulta, tanto que ya está esperando que llegue su jubilación; su mirada, de incomprensión y de indignación; su derrota total, porque se encuentra indefensa ante la manipulación y el direccionamiento; su desesperanza, porque viene de una generación que ha luchado y trabajado para ver a sus hijos en mejor situación de la que ellos han tenido, y se da cuenta que, hoy por hoy, esa situación no existe.
Dicen que no hay dinero pero ¿adónde se ha ido el dinero?. Dicen que no hay trabajo, pero ¿adónde se han ido esos puestos de trabajo?
¿No será que el que gana mucho quiere ganar aún más? ¿No será que lo que menos importa es la dignidad de la persona? ¿No será que la usura sigue siendo la rueda que mueve y dirige el mundo? ¿No será que no estamos en manos de quien dicen dirigirnos y a quienes elegimos? ¿No será que seguimos siendo marionetas al servicio de unos intereses que se nos escapan?
Veo la cara de ese trabajador, con sus arrugas, sus dudas e incertumbres y me veo a mí misma y a mis hijos, con mis dudas y mis incertidumbres. Las arrugas no me las veo porque ya se sabe que siempre nos vemos más jovenes de lo que realmente nos ven los demás, pero seguro que están ahí. Y lo que no veo es el futuro que les estamos dejando a nuestros hijos. Seguro que sí hay futuro, pero no lo veo.
A este 2012 y a los años nuevos que quedan por venir, me gustaría pedirles sólo una cosa: tráerme un futuro para las generaciones presentes y venideras, porque no quiero pensar que el devenir de esta especie "humana" sea tan grotesco que elimine el futuro de sus esperanzas.
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