LUCCA (Toscana. Italia)
Piazza del Mercato . Lucca (Italia) |
Llegar a Lucca en tren es un viaje apasionante. Sales de la estación y accedes a un parque pequeñito que deja ver la impresionante muralla de la ciudad. La invitación a traspasarlas es evidente. Unos 5 km de muralla que separan el ayer y el hoy, la ciudad medieval y la ciudad moderna. La traspasas, por supuesto.
Y nada más cruzar ese muro te das cuenta que has entrado en un espacio distinto, casi secreto, que te hace revivir imágenes del medievo. Sus callejuelas te enamoran. Su ambiente te atrapa e hipnotiza. Y cuando llegas la Piazza del Mercato, te situas en el centro de ese anfiteatro y te sientes romano hasta la médula. Sencillamente, no quieres irte ¿porqué ibas a hacerlo?
Subes escalones y más escalones y te asomas a los tejados de Lucca. Observas su urbanismo, su trazado. Miras la campiña de la Toscana y las otras torres, la bruma y el sol, el resplandor de ese sol toscano en la hierba y sientes que te han enamorado. Te sientas y, sencillamente, contemplas lo que es un placer para la vista y para el alma.
Cuando desciendes esos escalones y te sumerges de nuevo en las calles de Lucca, sientes que ya no eres el mismo, que eres un poco luccano y quieres sentarte en sus cafés, con ese encanto especial que tiene la Toscana. Y te sientas, y conversas, y te quedas. Porque ya no quieres irte.
Perderse por Lucca es algo más que su plaza y su catedral, perderse por Lucca es beber de sus gentes, de sus costumbres, de su color y de su pasión.
Si te pierdes por Lucca corres el riesgo de no volver ... pero merece la pena
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