Es un pueblo del páramo leonés. En él no hay montañas, ni grandes ni pequeñas ... es un páramo. Puedes situarte en cualquier punto y contar los pueblos que se ven alrededor. Si además haces esto durante la noche, la visión es aún más espectacular. La noche estrellada en las alturas y las luces rutilantes de los pueblos sobre la tierra.
Aún sin montañas tiene encanto el paisaje.
Antaño tierras áridas que se dedicaban al cereal y la patata han cambiado el amarillo por el verde. Verde intenso que proporciona el cultivo del maíz.

Caminos rodeados de verdes e inmensos maizales que son una de las riquezas de sus gentes.
Y alrededor del pueblo, protegiéndolo, chopos y álamos junto a la laguna.

Hoy la laguna es un nexo de unión del pueblo. En ella se reunen los jóvenes, proporciona agua en la fiesta del pueblo y se mantiene viva como se ha mantenido siempre.
Los jóvenes siguen reuniéndose en la plaza, en el frontón ...

Hoy la vida del campo ha cambiado, afortunadamente, para bien.
Todos amamos nuestras raíces, nuestros orígenes, renunciar a ellos es como renunciar a nosotros mismos.
Puede que no vaya muy a menudo por mi pueblo, pero siempre, siempre, será MI PUEBLO.
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