Viajar por el mundo ha de ser mucho más que salir de vacaciones.
Escuchas tantas veces decir "he ido de vacaciones", "yo conozco", "he estado"... y cuando preguntas qué, dónde ... la mayor parte de las veces obtienes idénticas respuestas de gente que ni siquiera se conoce. Viajar por el mundo se ha convertido, las más de las veces, en un negocio que no reporta la sabiduría del aprehender.
Salimos y no vemos, no miramos la realidad. Lo peor no es que nos enseñen aquello que es políticamente vendible y escondan lo demás como se pueda. No. Lo peor es que nosotros no queremos ver nada más. No queremos aprender ni aprehender.
A miis hijos siempre les digo que tienen que salir y mezclarse con el MUNDO, porque sólo así serán capaces de tener un juicio crítico de lo que les rodea, podrán valorar justamente lo que tienen y lo que pierden, lo que desean y lo que deben ignorar.
Hoy nos ponemos gafas de sol a las 12 de la noche porque no queremos ver el mundo y, además, nos sentimos francamente bellos con ellas, aunque haya noche de lobos. Disfrutamos de unos maravillosos complejos turísticos en zonas paradisíacas y no vemos la miseria que se esconde justo al otro lado de la valla.
¿Que no podemos hacer nada?. Es posible. Pero si tomamos conciencia de su existencia, si vemos además de mirar, quizás estemos empezando a aprender a caminar.
Salimos y no vemos, no miramos la realidad. Lo peor no es que nos enseñen aquello que es políticamente vendible y escondan lo demás como se pueda. No. Lo peor es que nosotros no queremos ver nada más. No queremos aprender ni aprehender.
A miis hijos siempre les digo que tienen que salir y mezclarse con el MUNDO, porque sólo así serán capaces de tener un juicio crítico de lo que les rodea, podrán valorar justamente lo que tienen y lo que pierden, lo que desean y lo que deben ignorar.
Hoy nos ponemos gafas de sol a las 12 de la noche porque no queremos ver el mundo y, además, nos sentimos francamente bellos con ellas, aunque haya noche de lobos. Disfrutamos de unos maravillosos complejos turísticos en zonas paradisíacas y no vemos la miseria que se esconde justo al otro lado de la valla.
¿Que no podemos hacer nada?. Es posible. Pero si tomamos conciencia de su existencia, si vemos además de mirar, quizás estemos empezando a aprender a caminar.
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