Parece que fue ayer cuando deje mi último diario. Parece que fue ayer cuando le regalé un diario a mi hijo para que escribiera en él aquello que, con el tiempo, le costaría recordar. Parece que fue ayer cuando tuve el mismo gesto con mi hija. Parece que fue ayer y, sin embargo, han pasado tantos años que me cuesta recordarlos.
Pero hoy, como ayer, sigo sintiendo la necesidad de plasmar pensamientos, reflexiones, experiencias ... en un "cuaderno".
Hoy, no como ayer, los cuadernos están en las nubes. Ayer, estaban por las nubes pero, aún así, escribía en ellos. Bien juntitas las letras, para que en el cajón entraran más experiencias.
Hoy, no como ayer, dispongo de un infinito espacio en la nube. Y, además, es gratis.
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