lunes, 27 de agosto de 2012

Miguel Littín clandestino en Chile



Leer a García Márquez siempre es un placer, pero hacerlo a través de una especie de artículo/documental sobre lo que fue la aventura clandestina de Miguel Littín en Chile lo es por partida doble. Por un lado, porque mi reciente estancia en Chile me ha permitido leer la novela con una conciencia diferente, emplazando en lugares conocidos determinadas situaciones narradas por García Márquez. Por otro, porque es un librito que se lee casi de corrido, de manera amable pero no por ello fuertemente descriptiva, y que tiene la virtud de trasladarnos en el tiempo, por similitud, a ciertas situaciones vividas en nuestro país también durante nuestra dictadura.

Esa imagen de prosperidad que oculta toda la represión que hay detrás fue algo que también vivimos en España; tal vez por eso entiendes tan bien  lo que describe García Márquez y lo que vivió Miguel Littin.

Podría decir que la novela empieza y termina con dos frases: una casi al inicio "Lo importante es que le pongas a Pinochet un rabo de burro muy largo" y, la otra, al final de la misma "A esa hora, Pinochet había salido del despacho con su corte de áulicos, había recorrido a pasos lentos la larga galería desierta y había descendido al primer piso por la suntuosa escalera alfombrada, arrastrando los 32.200 metros de rabo de burro que le habíamos colgado".

Entre la idea inicial y el resultado final, todo un sinfín de avatares, de riesgos, de hombres y mujeres que se implican y juegan la vida para conseguir una sola cosa: LIBERTAD. Esa palabra a veces tan manída y sin la que no somos nada, absolutamente nada. La lucha por la libertad de un pueblo es algo que engrandece. Y en esa lucha, dos nombres que aparecen reiterativamente porque perviven en la memoria del pueblo chileno: Salvador Allende y Pablo Neruda. Uno y otro, cada uno a su manera, lucharon por la libertad de todo el pueblo chileno.

Miguel Littin no duda en afirmar que este acto no fue el más valiente de su vida, pero sí el mas digno.

Os dejo un enlace de youtube a un vídeo grabado en homenaje a Miguel Hernández por Pablo Milanés con la maravillosa "Yo pisaré las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentada ...".





jueves, 23 de agosto de 2012

NAANTALI: Un recorrido en la historia


Naantali es una pequeña y maravillosa localidad de Finlandia, muy próxima a Turku y, aunque para nosotros resulte totalmente desconocida, tiene el honor de ser la "Ciudad de los Mummis", por lo que a ella se desplazan niños y mayores finlandeses para pasar el día entre sus personajes favoritos.
El acceso a la ciudad de los Mummis se realiza a través de un puente que une la isla de Naantali con otra más pequeña y paraíso de los Mummis, Väski.
Indicadores de dirección en Naantali
Cementerio en el Convento de Santa Brígida (al fondo)
Así que, decididas a visitar Naantali, nos levantamos más pronto que tarde y nos subimos a un autobús que nos llevaba directamente a dicha localidad. En mitad de su plaza "mayor" desembarcamos para recorrer unas calles de ensueño y ver un mar y cielo de un azul infinito.
Pasear por Naantali es como volver al pasado. Escuchas el silencio, un silencio que sólo se ve alterado por el trinar de los pájaros. Ni siquiera el mar, ya en el puerto, se atreve a contaminar con su ruido la paz del lugar.
Atalaya-Mirador
Casa de madera en la Calle Mannerheiminkatu,
 calle principal de Naantali
Un día luminoso, con sol, que nos permitió recorrer las calles empedradas, con sus casas de madera en las que se ubican encantadoras tiendecitas de productos artesanales; el muelle, disfrutando de las gaviotas, la paz y la compañía de los que, estando contigo, permitían que te sintieras solo en un mundo tranquilo; la iglesia del convento de Santa Brigida, dominando el puerto, con su cementerio adyacente ...
Pasear por Naantali es un placer para el cuerpo y para el alma.

El archipiélago desde el muelle de Naantali
Pozo protegido en calle de Naantali
Detenerse a comer, tranquila y plácidamente, en uno de los múltiples restaurantes que se ubican a orillas del mar, casi sintiendo el agua bajo tus pies, es otro placer que no puede dejar de saborearse en esta ciudad finlandesa.
Casita frente al muelle
Y, al final, para rematar un maravilloso día de paz y tranquilidad, decidimos sentarnos en el muelle a esperar hasta escuchar el silbato del vapor Ukkopekka. Un barquito que te lleva, a través de un archipiélago maravilloso, sembrado de islas grandes, medianas y pequeñas, hasta la vecina Turku, ciudad de la que habíamos partido y de la que, en otro momento, hablaremos.











martes, 14 de agosto de 2012

Las tres casas de Neruda

La Sebastiana (Valparaiso)
Pablo Neruda es una de las voces más internacionales de Chile, por eso, visitar este país lleva, casi implícito, visitar sus casas.

Como marinero de tierra que era, enamorado de ese mar que se le resistía, adquirió y planificó cada una de sus casas como si de un barco se tratara y, sin excepción, mirando al mar o con el sonido del agua en su interior.

Todas ellas de una belleza que sorprende. Todas ellas alojamiento de objetos que Neruda iba recogiendo, la gran mayoría relacionados con el mar.

La Sebastiana, que debe su nombre al arquitecto Sebastián Collado, encargado de realizarla, goza de una espléndida vista hacia la bahía y las laderas colorísticas de Valparaiso. Claro, que subir hasta La Sebastiana tiene mérito, de eso no hay duda; menos mal que Neruda puso como requisito "... que no esté ni muy arriba ni muy abajo ...", entre otras cosas. Pero las vistas y la visita merecen la pena.



Isla Negra, frente al mar
Su casa de Isla Negra, semejante al casco de una embarcación, es bien distinta de la de Valparaiso. Mirando al mar, con unas vistas magníficas que te hacen sentir dentro del mar. No en vano Neruda dijo del océnao Pacífico "... lo dejaron frente a mi ventana".



Sepultura de Pablo Neruda y Matilde Urrutia,
en su casa de Isla Negra, mirando al mar







Isla Negra alberga una gran colección de mascarones de proa y caracolas. Quizás no debería hablar de colecciones, sino de "cosas", ya que el propio Neruda no se definía como coleccionista sino como cosista.

Con mucho, es la casa que disfruta de mejores vistas y en la que reposan los restos del escritor y de su última esposa, Matilde Urrutia, quien se encargo de gestionar la Fundación Pablo Neruda, que hoy mantiene, conserva y muestra las tres casas que Pablo Neruda tuvo en su tierra natal.

La Chascona, en Santiago de Chile es, para mi gusto, su casa más auténtica, la que tiene mayor entidad de hogar.


La Chascona (patio). Santiago de Chile
Ubicada también en una ladera del barrio Bellavista, como la de Valparaíso, muy cerquita del Cerro de San Cristóbal y al ladito mismo del zoológico, surcada en vida de Neruda por un arroyo que le daba el encanto y el sabor del mar, del agua, constituye una auténtica delicia.

Realizada también por un arquitecto español en ella se perciben los elementos más cotidianos de la vida.

Con espacios diferentes no comunicados y bien diferenciados por los niveles del terreno, sus ambientes nos acercan a la vida del poeta.

Esta casa, construida para Matilde Urrutia cuando aún era amante del poeta, siguió siendo su hogar tras la muerte de Pablo Neruda y, también en esta casa, se habilitó el velatorio al cuerpo del poeta.

El nombre de La Chascona, se lo otorgó Neruda en honor al color de los cabellos de su amada Matilde.

Enlace a la Fundación Neruda: http://www.fundacionneruda.org/es/inicio.html

Y, como no, terminar esta entrada con el poema nº 15 de sus 20 poemas de amor y una canción desesperada, uno de los muchos que dedicó ... al amor.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía;

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.






jueves, 9 de agosto de 2012

El Bibliomóvil en Chile

El Dibamóvil en el patio del Colegio Lo Prado
Al igual que muchos urbanitas, yo no tuve la necesidad de utilizar los servicios de un Bibliobus. Actualmente, me declaro tremendamente enamorada de este servicio y de sus gentes, tanto de las que prestan servicio como de las que lo usan, porque unos y otros tienen una calidez humana que no es fácil encontrar. Por eso, porque ellos se lo merecen, voy a destinar unas páginas de este blog a modo de diario de a bordo.

Los niños de Lo Prado accediendo al Dibamóvil
Hoy es un día especial. En el colegio de Lo Prado (Chile) se espera la llegada del Dibamovil, el equivalente a nuestro Bibliobus en España. Si para los niños es un día especial también lo es para los que hoy podemos gozar del privilegio de acompañar al Dibamóvil y sus responsables en su recorrido.

Resulta particularmente emotivo observar cómo los pequeños acuden impacientes a su "Dibam". Hoy, además, el Dibam traía un aliciente añadido: unos españoles venían de visita con el Dibam y podrían conversar con ellos.

Suben, preguntan, sonríen, miran interesados los libros, se sientan en el suelo a hojear su elección y hacer una valoración seria de si conviene llevar o no ese libro. A lo mejor es conveniente cambiarlo por otro.

La responsable del Dibamóvil con una alumna
Preguntan a los bibliotecarios ¿y este libro? ¿de qué trata? ¿es bonito?.

Algún niño lo ha leído y comenta sus impresiones. Son espontáneos, sanos, cariñosos, sin medias tintas ... son niños.

Tratan los libros como si fueran un tesoro, su tesoro, con el cariño de quien desea que ese bien tan preciado le dure por toda una eternidad.

Un detalle enternecedor: una niñita baja del Dibamóvil y nos muestra los libros que ha sacado, al mencionarle que tiene los cordones desatados se agacha para atárselos, va a depositar lo que tiene en las manos en el suelo pero se da cuenta que son libros, se levanta y extendiendo sus manos, nos dice "¿me los sujetan, por favor?".
Una maestra de Lo Prado y sus alumnos en el Dibamóvil
Por supuesto, ¿cómo no?.

La hospitalidad con la que nos acogieron fue enorme y hay que valorarla en su justa medida.

Maestros, alumnos, conductores y bibliomovileros sencillamente, nos agasajaron. Compartieron con nosotros todo lo que tenían: su tiempo, su colegio, sus clases, sus experiencias, sus bibliomóviles ... y su mesa.

Para nosotros fue un placer hacer un recorrido por las distintas clases del Colegio Lo Prado y responder a las inteligentes preguntas que planteaban sus alumnos.

Alumnos en  una clase

Ha sido una experiencia enriquecedora y gratificante. Este servicio, en Chile, en España y en cualquier otro país, es un elemento indispensable para que la cultura llegue a las zonas más inaccesibles de nuestra geografía haciendo posible que niños y adultos disfruten y dispongan de los mismos medios que se ponen a disposición de aquellos que viven en núcleos urbanos donde la accesibilidad a la cultura está garantizada.

La importancia de la labor que realizan es incuestionable. El cariño con el que la población recibe al bibliomóvil es un claro reflejo de la valoración de este servicio.

Hay que quitarse el sombrero ante todos los que están implicados en hacer posible esta gran labor social.