Hace unos días hemos vuelto de un maravilloso viaje por la Toscana. En el momento de la planificación, nos pareció que Florencia era el lugar ideal para establecer nuestro "campamento base". Puestos a analizar, reunía todos los requisitos: un alojamiento ya conocido y en el que íbamos a repetir estancia, el Hotel Adler Cavallieri, la estación de trenes de Santa Maria Novella a escasos cinco minutos andando desde el hotel, y unos emplazamientos maravillosos para recorrer en los alrededores de Florencia a los que podíamos acceder fácilmente con la magnífica red ferroviaria italiana.
Todo planificado desde España gracias a la página que Trenitalia tiene y en la que puedes adquirir todos los billetes en tu propio idioma http://www.italiatren.com.
Nunca me cansaré de recorrer las calles de Florencia. Siempre descubres rincones nuevos que resultan magníficos; pero hubo otros destinos (Venecia, Milán, Verona...), de los que hablaremos en otra ocasión, que nos devolvían a Florencia cansados y deseosos de pasar por una ducha relajante y sentarnos a una buena mesa.
La ducha la teníamos en el hotel, por supuesto. Duchita, cambio de ropa, de calzado y de nuevo a la calle para una magnífica velada.
El primer día vimos la Trattoria dall´Oste nada más salir de la estación. Y una vez dejamos todo en el hotel volvimos en su busca. En principio, pensando que era un italiano más orientado a los turistas, pero no había mucho tiempo. La hora de la comida estaba más que sobrepasada y debíamos elegir entre esta opción o un bocadillo en cualquier otro sitio.
Entramos y ya nos sorprendió que, pese a la hora, se encontraba llena. Tanto, que tuvimos que esperar para que nos preparan una mesa. Aún así, la amabilidad de los empleados fue exquisita, ningún reproche o comentario inapropiado por la hora, ni porque fuéramos seis, ni por ningún otro motivo.
Nos acomodaron en una estupenda mesa redonda donde pudimos degustar, con total tranquilidad, los magníficos platos de su carta. Y este fue el inicio de una gran amistad.
Porque todos los días, sin excepción, acudíamos a cenar a la Trattoria dall´Oste. Todos los días aprovechábamos la ocasión para variar el menú e ir probando cada uno de los suculentos platos que preparan.
La pasta, qué decir, divina. No sabría cuál aconsejaros, porque para gustos se hicieron los colores, y toda es exquisita.
Por supuesto, no pudimos dejar de caer en la tentación de probar las magníficas carnes que preparan. Su BISTECCA ALLA FIORENTINA fue merecedor de repetición.
El tiramisú, fabuloso. Los tagliatelli con langosta... hummmmmmmmm.
En fin, que desde el primer día no hubo ningún otro planteamiento de dónde ir a cenar y, no sólo eso, sino que en las comidas siempre había alguien que comparaba el menú con las cenas.
Y fue el inicio de una gran amistad porque hoy nos tomaremos vuestro Chianti a vuestra salud, la de Antonio, la de Surgey, la de todas y cada una de las personas que tan magníficamente nos atendieron, haciendo que sentarnos a su mesa fuera como sentarnos en la mesa de nuestra casa.
Gracias chef, por tu mano en la cocina.
Gracias Surgey por brindarnos tanta amabilidad y tener tanta paciencia con nosotros por las innumerables preguntas que te hacíamos.
Gracias Antonio, por recibirnos cada noche como si fuéramos únicos y especiales.
Y como no quisiera dejar a nadie, GRACIAS a todo el personal de la Trattoria dall´Oste. Nos os quepa duda de que volveremos a vernos y brindaremos con vosotros con Chianti para que esta relación perviva siempre.
Si alguna vez vais a Florencia, hacerles una visita y dejar que os deleiten con su menú.
https://www.facebook.com/pages/Trattoria-dall-Oste
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